Tengo verdadera obsesión por el chocolate y la verdad es que no se me ocurre el porqué. He decidido dar un paseo a través del tiempo y descubrir cuál puede ser el origen de esta incurable obsesión. Después retroceder años atrás he ido hilando cada uno de los detalles que han formado parte de mi vida y he llegado a una conclusión inequívoca: La Culpable es Mi madre.
Nos preparaba, a mis hermanos y a mí, unos bocadillos para la merienda del colegio que sabían a gloria. Ponía 4 pastillitas de chocolate en el centro de un bollo de pan y me iba comiendo el bocadillo muy despacito y a mordidas alrededor del chocolate: primero tocaba comer pan y a medida que me iba acercando al chocolate crecía la emoción. Creo que esto fue la antesala del Bollycao, estoy convencida de que se inspiraron en los bocadillos de mi madre. Luego llegaron las cuñas de chocolate que me compraba para merendar, pura delicia y, más tarde, unas cotorras de chocolate. Esto era pastelería en toda regla: un profiterol, del tamaño de una pelota de tenis, relleno de buttercream de vainilla, cubierto de chocolate negro y con una guinda confitada en la parte alta… Se me saltan las lágrimas sólo de recordarlo.
Son muchas las cosas de las que mi madre es culpable: de que me encanten las tortillas de papas, el pescaíto frito, las cuñas de chocolate, las huevas aliñadas, los caracoles… de que quiera a mis hermanos por encima de cualquier cosa y de que disfrute de cada día cuando me cuenta que es lo que va a cocinar para mi padre.
Mamá, siento decírtelo pero la culpa de que yo sea adicta al chocolate la tienes tú, pero también eres la culpable de que hayamos tenido una vida feliz y que la hayas llenado de sabores y de alegrías.
Por ser la madre más culpable del mundo: TE QUIERO MILLONES
Feliz día de la Madre a todos.
Sniff sniff precioso tributo XXX